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PAISAJES DEVELADOS

Proyecto Rural Costero  

Centro Cultural Agustín Ross

Texto Isidora Correa y Barbara Gómez

2020

 

De manera constante y progresiva la región de O´Higgins está viviendo una transformación de su paisaje natural y social, la micro economía de antigua data como la agricultura, ganadería y pesca en pequeña escala, está dando paso a una nueva orientación con la industria del esparcimiento y el turismo, modificando las formas de vida rurales. La creciente urbanización como fenómeno global con la consecuente alteración de identidades locales, generan fricciones que permiten adentrarse en un territorio que resiste entre sus propios bordes. 

 

El proyecto -Paisajes Develados,  es el resultado de distintos recorridos y conexiones con el entorno rural de la comuna de Navidad y sus alrededores, creando vínculos en sus distintos escenarios, reflexionando y reflejándose en los viajes y encuentros con el paisaje, sus habitantes y sus labores, indagando en la diversidad de quehaceres, relaciones, narrativas e imaginarios que comienzan a aparecer al adentrarse en la vida campesina.

 

Mediante estas investigaciones artísticas en el territorio, el colectivo rescata y entrelaza a través de fragmentos materiales, diálogos, historias, archivos y paisajes, una serie de obras que son el resultado de este nexo con lo que aparentemente no está en la superficie, para develar las distintas capas y aspectos que configuran la zona comprendida entre las localidades de Navidad, Matanzas, Pupuya, La Polcura, Tumán y Puertecillo.

 

Artistas participantes : Magdalena Prado, Gimena Castellón-Arrieta, Isidora Corre, Bárbara Gómez y Virginia Guilisasti

 

 

IMPULSO DOMINANTE

Espacio O

Texto Vito Márquez

2019

 

 

El lenguaje de las palabras es nuestra manera más cotidiana de comunicarnos y a su vez la más simple, abusamos de él, conseguimos empoderar las palabras de manera tal que excedan su significado, con el bagaje de nuestra experiencia les otorgamos una significación.

 

Guilisasti reflexiona sobre el rol de la mujer en su devenir madre al convertirse en casa y alimento.   Intenta legar un conjunto de conocimientos femeninos, de orden no racional a través de otro lenguaje. Así articula el reencuentro de restos de uso domésticos muy presentes en su infancia: zinc, astillas, alambres y maderas, nobles materiales reencontrados hoy en su diaria, con la construcción de relatos escritos alusivos a su casa natal.  

 

Bajo estas analogías produce “Jaula”, “Relatos” y “Sobre Zinc”; todos ensayos donde la construcción se presenta a través del relato de re significación de su lenguaje.

 

Jaula,construcción de un habitáculo colgante que se proyecta hacia múltiples espacios, direcciones y niveles, construido amarrando restos de astillas de madera recogidas de casas en ruinas. Construcción de una metáfora, que da cuenta, en cómo la mujer tiene que construir creativamente nuevos espacios y sistemas para la libertad cuando es madre. 

 

Relatos, escritos en tinta que desmenuzan pensamientos viscerales de vivencias en torno a dos momentos específicos; el aprendizaje físico práctico y sicológico que entrega la maternidad en forma cotidiana y la remembranza de la casa natal.

 

Sobre Zinc,  madres que expresan cual fue su experiencia en el período de lactancia, indeleble memoria, sobre el zinc deteriorado se estampan sus palabras.

 

Impulso dominante es una reactualización del espíritu como anticipación de un nuevo futuro, donde el orden que define el presente soltará su poder y reaparecerá. 

 

CONTINUIDADES                                                                                    

DIALOGO DE ORILLAS

Centro Cultural Matta

Buenos Aires

Texto curatorial Matías Labbe

2019 

 

Imaginar que Diálogo de orillases el recorrido por un bosque, donde cada pieza es un árbol invertido el cual nos sitúa como participantes para activar un potencial. Cada árbol se estructura para recibir de la mejor manera la energía que, captada por sus hojas, es transformada en energía. 

 

Virginia Guilisasti y Vito Márquez han construido este bosque equilibrando no sólo los pesos de los materiales recolectados en las playas y campos de Matanzas, y la cerámica producida en San Isidro, sino que, como en el juicio de los muertos egipcio equilibran experiencias vividas. 

 

En un ir y venir de relatos ambos artistas a través de un pacto de confianza han compartido por un período sus experiencias costeras y rurales, tan disímiles como distintas son las aguas que los han rodeado, recorriendo un proceso de conección donde los relatos de Vito fueron removiendo los sentires de Virginia. Las conversaciones escritas entre Matanzas y San Isidro han viajado acarreando en el tiempo instantáneo del e-mail y del whatsapp las partículas de la memoria.

 

En esta larga conversación cada historia de niñez de Vito develó los propios recuerdos latentes de Virginia. Gracias a esta resurgida sensibilidad ella se reencontró con la maleable y multifuncional goma negra, perfecta para materializar en la muestra la culminación de la conversación inter-orillas.

 

Virginia, en la disciplina constructiva que la caracteriza -constantemente elabora nidos, cajas y jaulas asumidas como úteros germinadores desde donde pueda surgir vida- el potencial de entendimiento del caucho activa, cual motor, el movimiento de metáforas cultivadas por la distancia y regadas por el diálogo. 

 

Cada frase calada, cada arnés construido entonces puede pensarse como un captador de energía que procesa lo que recibe e interpela: las historias y los personajes de Vito.

Porque el rol de Vito no consistió solamente en el intercambio de relatos. En su taller dio forma a personajes constituyentes de su existencia ribereña, seres de poder tan germinal como los potenciales nidos de Virginia. 

 

Así de esta forma podemos asistir, en el Centro Cultural Matta, a la charla final sin palabras, en la cual Virgina y Vito concretan una performance sin espectadores, donde a través de lo que todo artista hace sin ser visto -editar, sopesar, medir, comparar, aguantar y decidir- dan forma a este bosque invertido el que ha proliferado el árbol de la memoria, el árbol de la confianza y sobre todo el árbol de la vida. 

METALMORFOSIS

DIONISIO

Museo Nacional de Bellas Artes

texto curatorial Gloria Cortés

2018

Lo privado puede ser político

"Dionisio (2017) de Virginia Guilisasti asemeja una gran lámpara de lágrimas, construida a partir de la ruina, la decadencia de los espacios y los modelos económicos. Fierros, vidrios y espejos recolectados de lugares abandonados o en demolición sobre los escombros de los hogares –a modo de arqueología urbana– espacios residuales que revelan al resto framentario como síntoma de las transformaciones de las ciudades y sus alcances
en la biopolítica del propio espacio doméstico. La mayor productividad y el rendimiento financiero, derivados de la Revolución Industrial y los avances del capitalismo, produjeron la separación funcional del espacio como forma de organización; en este caso, biológico-social."

Artistas participantes: Catalina Bauer, Marcela Bugueiro,Isidora correa, Pamela de la Fuente, Amelia Errazuriz, Virginia Guilisasti, Michelle Marie-Letelier, Ana María Lira, Livia Marín, Karen Pazán, Rosario Perriello, Alejandra Prieto. 

Librillo Metalmorfosis, capítulo chileno de National Museum of women the arts. Pág.14

PRACTICAS DE REPARACION

Sala de Arte CCU

Texto curatorial Nora Shulmann

2017

 

 “Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”.

                                                                                                                                                                                Noam Chomsky

Virginia Guilisasti. Artista visual y performer, acciona instintivamente.  Utiliza el pensamiento artístico para desafiar el campo en el que opera.   La obra de Virginia se activa a partir de la recolección de objetos y la transformación. Así canaliza la energía, ese caudal en el que se sumerge. Escucha y modela.                                                                                                                                                               

El incendio en Valparaíso fue en abril del año 2014. Sensibilizada por las imágenes que veía en los noticieros, se traslada desde la ciudad de Santiago, hacia donde ocurrió la catástrofe. Iniciando su primer contacto y colaboración con los damnificados en algunos de los cerros afectados de Valparaíso. Fue recién, en el año 2016 cuando fue presentada con la agrupación de mujeres tejedoras AVE FENIX originarias del cerro Merced, quienes habían perdido sus hogares y todas sus pertenencias en la tragedia.

Virginia, plantea Prácticas de Reparación, en conjunto al Colectivo AVE FENIX. Sustituye víctimas por creadoras, que aspiran a la SUSTENTABILIDAD.

 “Para comprender la sustentabilidad, es necesario partir de la comprensión y puesta en práctica de ciertos valores. Dado que la sustentabilidad es sistémica, compleja y contextual, trabajar sobre ella requiere que pensemos diferente. Re-pensar una sociedad y re-crear un contexto. Quejarse o intentar cambiar las cosas desde la misma cosmovisión es un esfuerzo sin sentido. Es importante hacer una revisión y auto-crítica respecto de cómo estamos realizando nuestras acciones, las que derivan de nuestros valores y creencias. Primero a nivel personal y luego a nivel conjunto. Se trata sobre todo de hacernos responsables.”[1]

 

El propósito de esta exhibición es mostrar y considerar las herramientas artísticas como elemento de transformación y de interacción social, que se ocupan del mundo real y cuestionan el papel del arte contemporáneo como un ejercicio de representación y como una práctica separada de la vida contemporánea. 

 

Se persigue como finalidad la construcción de un espacio propio de desarrollo sustentable de Taller para la producción y formación continua del Colectivo AVE FENIX.

                                                                                                                                                

En momentos donde, las calamidades surgen en cuestión de segundos, la acción creativa y conjunta es la respuesta. Nora Schulman

Curadora

Buenos Aires, Argentina

 

Colectivo Ave Fénix integrantes: Julieta Gallardo (Presidenta), Scheraza de Madina (Secretaria), Claudia Vargas (Tesorera), Verónica Vargas Yarella Pacheco, Hortensia Ascencio, Verónica Reyes, Juanita Jofré, Yuri Torres, Ligia Ramírez, Elvira Fernández, Luisa Pinto, Erika Farfán, Doris García, Jessica Carbajal, Betty Abarca, Eduviges Lorcas, María Gallardo, Gladys González, Lorena Orellana, Daniela Vásquez, Ada Orellana, Leticia Céspedes, Ana Mendoza, Meli Nahuel y Yaisa Calderón.

 

[1] Palabras y reflexiones pertenecientes a Victoria Zaccari Investigadora del Centro Textil Sustentable y redactora de la revista Pulso, inspirada en la presentación del libro de Miguel Angel Gardetti‎. Director of Center for the Study of Sustainable Luxury and Director of Sustainable Textile Center Autor de numerosas obras entre ellas "Textiles y Moda ¿Qué es ser sustentable”?.

 

COMPAÑIA 1263

Texto Curatorial

Texto curatorial Pedro Donoso

Enero 2017

 

De todos modos, la historia tiene su importancia, porque nos permite interrumpir el tiempo. En realidad, lo que se interrumpe con el procedimiento son las series; más precisamente, la serie infinita; cualidad esta última que anula toda importancia que pudiera tener la interrupción. 

-César Aira

Según alguna descripción del budismo zen, el satori es aquel momento donde pasado y futuro quedan suspendidos, anulados en la consumación de un presente único, un presente sin tiempo. No es un acontecimiento solemne sino la articulación espiritual de un vacío trascendente y fugaz al mismo tiempo. De alguna manera, la aspiración de este ejercicio de convivencia artística juega, sin quererlo, bajo premisas similares.

 

Todo ocurrió por un hecho casi fortuito. Hace unos meses atrás, gracias a una conversación espontánea, cobraba vida la posibilidad de montar esta isla en el tiempo dentro de los salones de estas dos casonas patrimoniales a punto de volver a la vida después de más de un lustro de trabajo de rehabilitación. Supervivientes al abandono y al derrumbe, el ex Club Fernández Concha y la Casa Goycolea volverían a abrir sus puertas para recibir gentes y gestos otra vez, para reacomodar los ruidos y las conversaciones que comenzaron un día de 1860, año de su inauguración. Entonces, ¿cómo marcar este rito de transición, un reestreno histórico?

Si la oportunidad hace lo posible, el trabajo de estos artistas ofrece ahora una relación inesperada con el lugar. No existe una forma de presentar colectivamente estas intervenciones, más que por su disparidad, por la forma personal de aproximarse a un edificio vacío y lleno de años. No hay deuda con el pasado ni proyección al futuro. Cada obra ha partido por reconocer la distancia irreductible con todos los misterios que guarda esta gran estructura patrimonial donde se puede imaginar episodios que alguna vez marcaron la vida del barrio, de la ciudad, del país. Los registros indican que en estos edificios se vivieron episodios contradictorios y trascendentes al mismo tiempo, de la vida política (fue sede del Partido Conservador) y de los movimientos feministas (albergó al Club de Señoras de Delia Matte). Quizás la historia es todo eso, una sucesión de alteraciones que reorganizan lo que tiene que suceder. Y en ese sentido, esta muestra viene a hacer historia, una burbuja sin precedentes que pasados unos días desaparecerá.  Y así, todo lo que pudo ser, todas las decisiones que se tramaron en estas paredes seguirán repercutiendo en silencio, cercanas y lejanas a lo que vivimos. A veces el silencio y la oscuridad se parecen, a veces, una instalación vuelve a dar una vida insospechada a un lugar marcado por el tiempo. “Sería necesario”, escribía Roland Barthes, “que un día se hiciese la historia de nuestra propia oscuridad.” Esta intervención algo podrá contribuir.

 

 

Artistas participantes:  Sebastián Jatz, Josefina Astorga, Magdalena Prado, Raimundo Edwards, Violeta Larraín, Pablo Concha, Claudia Müller, Javier Toro Blum, David Scognamiglio y Virginia Guilisasti

 

 

 

PRACTICAS DE RECUPERACION

Edificio Dinamarca, Cerro Pantéon, Valparaíso.

curador: Pedro Donoso

por Virginia Guilisasti

2016

1.

Este trabajo ofrece una oportunidad: actuar como mediadora entre las expresiones manuales de Ave Fénix y el público. Reutilizo así sus manualidades para reconstruir una puesta en escena que piense en el equilibrio y la reestructuración.

¿Puedo reparar las pérdidas por medio de mi acción?

Primero, llevo a cabo un intento de levantamiento de una estructura de palos quemados unidos precariamente con alambres. De allí cuelgan los paños que ellas bordaron en su intimidad: son fragmentos de un esqueleto vivo.

2.

Una meta importante dentro del trabajo es conseguir que estas mujeres puedan presentar algo personal e íntimo en estos cuadrados. Creo que ese es el sentido de un ejercicio de recuperación: conducirlas a conectarse con sus propias  perdidas cotidianas ya fueran sus utensilios de trabajo, sus plantas, sus mascotas, su ropa, su vida. La recuperación actúa como una acción o ritual para ellas frente al tema del incendio.

3.

Al comunicar a través del arte un problema particular, las personas que vean la vitrina podrán entender o conocer algo que es, quizás, una parcialidad. De qué se trató  todo esto, es algo que ni yo logro ver en su totalidad porque tampoco lo he vivido. Pero si creo poder mostrar señales y buscar la forma de dar a ver un proceso posible. Finalmente, este trabajo busca dar con una nueva plataforma para que ellas se den a conocer.

Mis agradecimientos a:

 

Julieta Gallardo (Presidenta)

Scherazade Madina (Secretaria)

Claudia Vargas (Tesorera)

Verónica Vargas

Yarella Pacheco

Hortensia Ascencio

Verónica Reyes

Juanita Jofre

Yuri Torres

Ligia Ramírez

Elvira Fernández

Luisa Pinto

Erika Farfán

Doris García

Jessica Carbajal

Betty Abarca

Eduviges Lorcas

María Gallardo

Gladys González

Lorena Orellana

Daniela Vásquez

Ada Orellana

Leticia Céspedes

escrito por Nora Schulman:

“Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que

existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”.  

                                                                                                                         Noam Chomsky                                                                                                                                         

                          

Guilisasti, acciona instintivamente. Utiliza el pensamiento artístico para desafiar el campo en el que opera. Aborda la responsabilidad social respondiéndole a la urgencia. Su obra es la recolección y transformación, la energía, ese caudal en el que se sumerge escucha, y modela. Incorpora prácticas de reparación, junto a 23 mujeres que han quedado sin hogar. Sustituye victimas por creadoras, que persiguen la sostenibilidad.

El propósito de esta exposición es mostrar y considerar las herramientas artísticas como elemento de transformación y de interacción social. Herramientas que se ocupan del mundo real actual y cuestionan el papel del arte como un ejercicio de representación y como una práctica separada de la vida contemporánea.

ESTUDIOS DE UN ESPACIO 

Taller fotográfico Aguayo

escrito por Ximena Moreno

Mayo 2016

Entrar a un estudio fotográfico, implica casi de inmediato detenerse a observar un ecosistema de herramientas y máquinas que varían desde básicos objetos hasta instrumentos de gran tecnología. Significa adentrarse en un espacio que opera generalmente como un lugar vacío provisto de lo necesario no solo para recibir un escenario nuevo, sino también para transformarlo. Un estudio fotográfico opera en un dinámica de espera, de entrega a cada proyecto y luego de limpieza para recibir el siguiente. Sea la característica del espacio, de su arquitectura, de su altura, del fotógrafo que opera en él, es un terreno a la deriva, increíblemente dúctil a lo nuevo para alojarlo por un tiempo indefinido.

 

Sería limitado cotejar las características de un espacio fotográfico al de un lugar de exhibiciones por la posible mención a sus medidas y sus muros blancos. Entrar a convivir con un estudio fotográfico requiere asumir mucho más que eso; un lugar lleno de información si bien a primeras pareciera ser un lugar simple y minimalista, un lugar que remite a un imaginario predecible si bien en primera instancia pareciera ser un lugar neutro. Si bien las fotografías lo delatan en la iluminación, los fondos, y muchas veces las texturas de las imágenes, generalmente el estudio fotográfico no aparece, es el lugar que no se ve.

 

Esta exposición viene a relevar otra lectura del espacio a través de una puesta en escena extraordinaria a la que habitualmente un lugar como este está acostumbrado. Donde las obras de Loreto, Gimena y Virginia conviven no sólo con las complejidades estructurales y decorativos de éste, sino que dialogan entre ellas, cautelosas a la vez de la propuesta visual de cada pieza.

 

Siguiendo cada artista la línea de investigación en temáticas que cada una viene trabajando desde hace  tiempo, esta muestra se aventura a crear una nueva escenografía a través de un gesto de adaptación. El cual en su proceso, lleno de libertad y soltura, revela el escenario de lo irregular  o el setting de lo desperfecto, donde las obras se apropian espontáneamente de un entorno esta vez ajeno a lo mecánico, donde los parámetros de un estudio fotográfico se vuelven inconcebibles.

1979

Estudio de Arte Privado

Texto Ximena Moreno

2015

 

Pensar en la obra de Gimena Castellón y Virginia Guilisasti inevitablemente lleva a un lugar de intersección y encuentro; la casa como espacio habitacional que supone distintos vínculos de afecto y desafecto los que construyen una postura ante ésta. Una posición y cierta declaración de principios -desde y hacia- el principal contenedor del acontecer cotidiano.

Desde esa reminiscencia al espacio privado, ambas se reúnen en esta muestra con el fin de expandir posibles narrativas que surgen de forma autónoma pero que como exposición bipersonal engendran un diálogo. “1979” es una revelación del pasado, un estado de recuperación frente a las complejidades de la vida misma; la fantasía de la estabilidad, la ilusión de la familia como estructura imbatible, la degradación de los objetos, la casa como contenedor muchas veces de expectaciones ficticias.

Desde una manera similar en el aproximarse a procesos de transformación, esta exposición nace del objetivo de que cada una de ellas realice un libro de artista que permita acotar sus reflexiones biográficas en un objeto editorial, el que finalmente da cuenta de las líneas de acción que ambas artistas, en general,  mantienen en sus obras. En un ejercicio que va revelando desajustes y ciertas disonancias de estructuras que muchas veces dan la ilusión de cierta estabilidad, aparecen testimonios escépticos a lo impermeable, aclarando lo contrario.

Esta muestra reúne una relación con el hábitat desde dos versiones íntimas, Virginia en relación con lo provisional  y la temporalidad de los objetos y Gimena en concordancia a la permeabilidad del enjambre familiar, a  la vulnerabilidad de los ritos sociales y a la fragmentación de las relaciones interpersonales contrapuestas a la idílica función de los álbumes familiares, los que pretenden ser un vestigio de la fortaleza familiar: “Mi familia es fragmentada desde generaciones anteriores. Mi álbum habla de una unión imposible, y por ende falla”  (Gimena Castellón, 2015).

“1979” es un conjunto de anotaciones reunidas en dos libros para luego extenderse de éstos. En el caso de Virginia, un compendio de imágenes que han acompañado el proceso de investigación de su obra, en el caso de Gimena, una reflexión acerca fotografías familiares que pretende elaborar un recuerdo unificado –en ambos casos- en una coincidente acción de atender lo fracturado para activar un proceso de reconstrucción.

 

Artistas Participantes: Gimena Castellón-Arrieta, Virginia Guilisasti

READY GONE.

Recuperación de la pérdida en el trabajo de Virginia Guilisasti e Ignacio Bahna

Proceso de postulación MAC- Lima. 

por Pedro Donoso

2014

 

El trabajo de Virginia Guilisasti e Ignacio Bahna muestra una serie de coincidencias formales específicas. Visiblemente, ambos artistas trabajan con desechos y materiales encontrados. Pequeños fragmentos de carbón, restos de papel mural, ladrillos gastados, muñones de madera renegrida. Podríamos hablar de la labor de un duo de recolectores que mantienen una relación de paciencia y espera respecto a los materiales que emplean para levantar su obra. Un trabajo que depende del hallazgo es, por supuesto, un trabajo que depende del tiempo de los elementos y de la atenta observación del entorno hasta dar con los yacimientos donde se encuentran las piezas. Esta forma de arqueología estética trata entonces de recomponer algo, de levantar un archivo que trabaje con la información desmenuzada en la materia.  

 

En ambos modos de trabajo se podría sostener que, en realidad, la obra ya estaba ahí, desarmada, esparcida, desperdigada en materiales derruidos, quemados, gastados por el paso de los días, por la acción de los elementos. Gracias a una complicidad con el desgaste y la destrucción, cada pieza aparece realzada a partir de un reciclaje simbólico de la materialidad erosionada. Aunque la destrucción ya no permita reconocer el objeto original, la vida material latente reaparece transformada en estas piezas gracias a la delicadeza forense de cada artista. A su paciencia se une también la posibilidad de reactivar las posibilidades latentes provenientes de la vida anterior. Es lo que Raymond Williams denomina residual: “por 'residual' me refiero a algo distinto de lo 'arcaico'... lo residual aunque efectivamente ha sido formado en el pasado, aún permanece activo en el proceso cultural.”   

 

Un bosque quemado, una casa en demolición suelen ser las canteras de Virginia e Ignacio. El empleo de material disponible implica trabajar en la esfera del 'objet trouvé' o el ready made. En cierta forma, las piezas de un rompecabezas insospechado  están ahí disponibles para ser incorporadas mediante la reordenación de su sentido. Porque en el caso de la propuesta de VG e IB, la idea se inserta en una mediación simbólica para dar forma a un momento de reconstitución que, a través de los restos, une el pasado con el presenta en un tiempo renovado. Cierta forma de disidencia se instala ahí. De ahí que se puede pensar en una variación del ready made para hablar de READY GONE, es decir, algo que ya se fue y que, sin embargo, sigue emitiendo señales en los pedazos de una vida anterior.

 

Mientras en el caso de VG la presencia de piezas provenientes de objetos manufacturados, de viviendas, nos habla del tiempo de la vida en la ciudad, de lo doméstico, de los espacios edificados y derruidos, el trabajo de IB se levanta en plena naturaleza, como testigo de un tiempo de decadencia completamente distinto. Ambas aproximaciones son, no obstante, testimonios de una desaparición y nos proponen una construcción alternativa, una nueva 'emergencia' a partir de la ruina. READY GONE convoca a contemplar un tiempo que se acaba de ir, algo que estuvo aquí y a lo que solo se puede apelar ahora a través de sus vestigios. Por lo mismo, READY GONE desplaza la presentación de un objeto hacia la forma que toma la evocación de su merma, de su desgaste por acción del tiempo, de los elementos, de la mano del hombre con su incesante deseo.

 

Subyace, por supuesto, una crítica abierta a la destrucción del paisaje, tanto natural como urbano. La depredación del entorno natural, los bosques arrasados, los barrios que desaparecieron bajo la retro excavadora de la especulación inmobiliaria son caras de una misma moneda: formas de vida que sucumben a un sistema de explotación que impone la necesidad de la civilización mediante la violencia del progreso, del desplazamiento y del olvido. Ante eso, READY GONE nos presenta la resistencia material de los fragmentos como una alternativa capaz de interpelar los fundamentos de la economía cultural dominante.

 

 

Postulación BECA CCU

Eugenio Dittborn

2013

 

Santiago, 4 de Agosto 2013

 

A quien corresponda,

 

Esta es una carta de recomendación solicitada por Virginia Guilisasti Palacios para ser presentada al proceso de postulación a la Beca CCU versión 2013.

 

He conocido a Virginia y su trabajo de arte a lo largo de un año. Ella ha sido parte activa del Taller de Producción de Obra que realizo semanalmente, con una duración de cuatro horas por sesión.

La frecuencia y duración de cada sesión, así como la entrega regular de obras por parte de Virginia, posibilitaron el desarrollo de la compleja investigación que realizó.

 

Quisiera referirme sucintamente a la naturaleza de su investigación.

Virginia centró sus intereses en lo que podríamos llamar restos residuales de procedencia extremadamente diversa: sobrantes de construcciones en madera, alambres, espejos quebrados, astillas, neumáticos trozados.

Todos ellos materiales destruidos por el paso del tiempo, el abandono, el gasto, el desuso.

 

Maniobras:

1. La primera maniobra de Virginia consistió en encontrar (dijo Picasso: “yo no busco, yo encuentro”), a la manera de un cartonero-investigador resueltamente confiado en los hallazgos de su búsqueda. Orientada por el propósito cada vez más preciso y, paradójicamente, siempre azaroso, de encontrar, no de fabricar objetos. Ready mades, entonces, en campo minado:  pedazos y  fragmentos marcados por el abandono, el desuso, el hundimiento y el rodar sin destino.

 

2. La segunda maniobra del trabajo de arte de Virginia fue aglomerar, sujetar, conectar, ensamblar y amarrar entre sí esos restos encontrados a lo largo del tiempo y en espacios separados a veces por distancia sin medida.

 

3. Aquellas junturas, cuidadosamente elaboradas, dieron a ver construcciones frágiles, desconcertantes, conmovedoras e indeseables; reconocibles sólo en sus partes e irreconocibles en sus armazones.

 

Quisiera, y para finalizar, que lo que reconocemos en ellas y abiertamente es la actividad de Virginia, sus maniobras de arte:

-buscar materiales nimios destinados  al abandono y la muerte, vale decir sin destino y

-darles un nuevo destino y darnos a ver ese nuevo destino.

 

5. Esas mismas obras son las que hoy necesitan moverse hacia un nuevo destino: el programa de residencia en la ciudad de Nueva York, el cual viene a ser el eje central de la beca que CCU ofrece a la comunidad de artistas nacionales.

 

Dadas la singularidad de su trabajo o, dicho de otro modo, la intensa particularidad de la reflexión y hechura de su trabajo, recomiendo con entusiasmo la postulación de Virginia Guilisasti.

 

Sin otro particular,

 

Eugenio Dittborn Santa Cruz

Artista Plástico / Premio Nacional de Arte

2005

TESTAMENTO

Galeria Artespacio

Santiago de Chile

2012

Texto curatorial: Carlos Navarrete

 

En torno al Testamento hogareño de Virginia Guilisasti.

"Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad.”

                                                                                   

                                                                                                                                                     Ana Frank, 7 de marzo de 1944

 

El número 263 de Prinsengracht en la vieja Ámsterdam, es el santo y seña para quienes desean visitar la casa de Ana Frank, -hoy convertida en museo-; una adolescente judía que se escondió junto a su familia durante la ocupación nazi, hasta 1944. Año en que la joven junto a los suyos fueron descubiertos y enviados a los campos de concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen, en donde ella murió de tifus en marzo de 1945. Su padre Otto Frank sobrevivió y publicó el diario de su hija, hoy un documento histórico de un pasado no lejano.

 

Recorrer ese hogar en forma de escondite a pocos metros del Jordaan y de Westermark, me hace pensar en las diversas mediaciones que la familia Frank debió realizar para sobrevivir a la persecución judía, pero además en las diversas soluciones prácticas para reinstalar un cotidiano desde el hogar, ahora convertido en trinchera de supervivencia.

 

Virginia Guillisasti es una artista chilena que también está fascinada con la idea de la casa, no en vano hace un par de meses cuando me invitó a escribir sobre esta exhibición lo primero que depositó en mis manos, fue una botellita de plástico con forma de casa europea en clara alusión a las cabañas de madera que pueblan los Alpes en Suiza o Austria.

 

Según lo que pude retener de ese encuentro con ella y su objeto, “esta casita ha estado conmigo desde hace años, la encontré en uno de mis paseos en que recolectaba desechos urbanos para mis pinturas de entonces” (1); me espetó con suma seriedad mientras yo trataba de observar alguna marca o huella que pudiese identificar este envase; el cual concluimos, debía haber sido de una marca de miel o algo similar para consumo infantil.

 

Esa casa en cierto sentido ha sido el objeto detonador de varios de los trabajos que hoy se exhiben en forma de collages, ensamblajes, relieves, esculturas y pinturas, ya que cada uno de ellos se remite y también se refiere, a la idea de casa más allá de su arquitectura o habitabilidad.  Porque si hay algo que identifica la necesidad de hogar en el trabajo visual de la artista, es que cada una de las obras expelen una necesidad de testimoniar un origen y también un destino.

 

Origen en el sentido de que los soportes que la artista utiliza por ejemplo, para sus collages son papeles y objetos sacados de casas derruidas o en estado de demolición. Sobre los cuales ella elabora intrincadas redes gráficas, algunas de las cuales se asimilan al plano de una vivienda, o bien, a las instrucciones de viaje que a veces escribimos a algún familiar para que ese trayecto llegue a buen término. Convirtiendo la nota o el apunte en dibujo de tomo y lomo, lo que permite leer a varios de estos trabajos bidimensionales como el fiel reflejo de una artista curiosa por conocer la ciudad más allá de los muros de su hogar.

 

Destino en el marco de transformar la materia inerte o inútil de lo que fue una casa o más bien “su casa”, para ser rescatada como reliquia y tesoro de un pasado reciente. Puesto en íntima relación con la necesidad transformadora del arte contemporáneo, a partir de un reciclaje de ideas o un entramado de fragmentos que como en la frase de Ana Frank, nos arrojan bruscamente a la realidad.

 

Mientras la familia de Ana Frank vivió en ese escondite, junto a otras personas; la disciplina a la que se vieron sometidos es digna de ser comentada. Sobretodo en lo relativo a los horarios para usar el WC, los tiempos para las comidas y en especial para la lectura. De hecho la propia Ana repara en las características de su hogar cuando señala, “como refugio, la casa de atrás es ideal; aunque hay humedad y está toda inclinada, estoy segura de que en todo Ámsterdam, y quizá hasta en toda Holanda, no hay otro escondite tan confortable como el que hemos instalado aquí.” (2)  Ana estaba en lo cierto, debido a que muchos de los otros escondites eran fríos y húmedos subterráneos o desvanes en las casas de la ciudad, en donde difícilmente se podía desarrollar una vida normal.

 

La disciplina con que Virginia recorre la ciudad de Santiago se remonta a sus días de estudiante de pos grado en la Universidad de Chile, donde la artista investigaba en las posibilidades del desecho y la basura, como la base para una pintura no figurativa en donde la espontaneidad del gesto y la textura del desecho configuraban una realidad pictórica dinámica, llena de pequeñas referencias a la historia de la pintura, pero especialmente a su historia personal; en el marco de sus desarraigos y pérdidas. 

 

A casi siete años de esa serie de obras, el “Testamento” que la artista nos ofrece es la “Alianza” entre su necesidad de pintar y recolectar, llevada ahora a un  elenco de trabajos en donde emerge el objeto y el relieve como las superficies capaces de soportar esos desarraigos de su persona sometida a los avatares de la vida moderna. Asunto que bien puede ser asimilado a como el pintor argentino Guillermo Kuitca entiende esa noción de lo moderno, cuando Jerry Saltz expone, “Guillermo Kuitca es un pintor de la vida moderna. Reintroduce la vida moderna en el arte moderno, pero, más aún, es un pintor del pathos y del drama de la vida moderna: los momentos que nos definen, las pruebas a las que la época nos somete, los instantes que recordamos a medias y que a medias olvidamos, y todos los brumosos lapsos de olvido que se asientan entre los segmentos de nuestros vagos y preciados recuerdos, Kuitca pinta el juego secreto, melancólico y fecundo de la vida.” (3)

 

Vida que para la artista no es otra cosa que salir una y otra vez por las calles del gran Santiago a ver si encuentra los fragmentos de la casa familiar perdida, en los objetos de las casas derruidas que ella visita. Tal vez, en un íntimo deseo de ir rearmando cada una de las dependencias del hogar desaparecido con estos objetos de otras casas abandonadas, para así dar cobijo y lugar a esa pequeña botellita de plástico con forma de casa.

 

Si en los escritos de Ana Frank el lector es capaz de reconstruir un momento de sus vidas en ese pasado reciente, al observar con detención los trabajos de Virginia Guillisasti el observador es capaz de rearmar un complejo puzzle de viajes y entramados en donde la artista declama la necesidad de un hogar como signo de vitalidad artística.

 

Carlos Navarrete

Ámsterdam, julio de 2012

 

 

Notas.

1.- Carlos Navarrete en conversación con la artista. Santiago, Junio de 2012

2.-  Para una mejor comprensión de esta idea, véase www.annefrank.org

3.- Jerry Saltz, El toque humano de Guillermo Kuitca en Un libro sobre Guillermo Kuitca Contemporary Art Foundation Ámsterdam, 1993. p.122

 

 

 

CONSERVATORIO

RETRATO DE RE-CONSTRUCCIÓN

Centro de la Juventud de Providencia

Texto Florencia San Martín

2008

 

Desde una mirada escéptica la obra de Virginia Guilisasti reflexiona acerca del nuevo modelo de construcción que viste el perímetro del Centro cultural de Providencia, indicando desde de la retórica del collage, la memoria de un lugar emblemático respecto a la arquitectura de los años veinte. Se trata de re-construir o mejor, de edificar sobre una plataforma visual una suerte de retrato de demolición que logre señalar el proceso de quiebre de la identidad histórica y urbana del sector en que se emplaza la obra “Conservatorio”.

 

De esta manera Guilisasti genera un tejido de papeles murales encontrados en ocho casas en estado de desmoronamiento, y es a través de este ensamblaje donde se revelan ciertos cánones de color y materialidad de las edificaciones de la primera mitad del siglo XX. La reiteración cromática y objetual no es otra cosa que la bisagra que desnuda la entonces unidad de un barrio, además que anuncia la estética de una época a través de una reflexión sobre el objeto y su forma.


Es mediante dicha maniobra que la artista pone en escena una crisis local que se puede leer como un sistema de producción global, advirtiendo al espectador sobre su propio campo residencial y los diferentes proyectos de urbanización que en el circundan.

 

Artistas participantes: María Inés Moraga y Virginia Guilisasti.

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